Guatemala | octubre 17, 2022
Todos los indicadores señalan que la posibilidad de una recesión mundial es cada vez más cierta. Y claro no se trata de buenas noticias porque la economía y el desarrollo de nuestras naciones en Centroamérica se ven afectada en un mundo absolutamente conectado.
Hagamos un breve análisis. La mayor economía del mundo está en medio de una tormenta. El crecimiento de Estados Unidos se ha contraído en los dos últimos trimestres, hecho que para muchos expertos es una “recesión técnica”, aunque para muchos es considerado una recesión con todas sus letras.
El Producto Interno Bruto (PIB) anualizado del país disminuyó 0,9% en el segundo trimestre, sumándose a la caída de 1,6% del primer trimestre. Al anunciar una recesión como tal, cosa que podría suceder en un breve plazo, los estragos en nuestras economías se verían aun más perjudicadas en lo que ya es un escenario desfavorable.
Ya en julio de este año el Banco Mundial daba cuenta de las perspectivas económicas para la región y las cifras no son para nada positivas. Y es que las complejas condiciones mundiales están afectando el crecimiento en América Latina y el Caribe. La guerra en Ucrania está teniendo efectos considerables en la región a través del alza de precios de los productos básicos y el debilitamiento del crecimiento mundial.
A ello se suma el aumento de las tasas de interés nacional y mundial. La inflación ha aumentado muy por encima de las metas de los bancos centrales en muchos países de América Latina y el Caribe y ha ejercido presión financiera sobre los hogares. Las medidas generales para enfrentar la inflación, así como los precios de los alimentos y los combustibles, se han acelerado rápidamente.
A ello se suma la incertidumbre geopolítica con consecuencias graves si se extiende en el tiempo en cuanto a lo que ocurre entre China y Taiwán.
La economía de Centroamérica se expandiría un 3,9 % en 2022 y un 3,5 % en 2023. El crecimiento en el Caribe se proyecta en un 6,9 % en 2022 y un 6,5 % en 2023. Se trata de cifras que lamentablemente podrían ajustarse a la baja debido a los riesgos latentes que a juicio del Banco Mundial son varios
Entre ellos se incluyen los efectos indirectos en la región debido a la atenuación del crecimiento mundial; una mayor inseguridad alimentaria y malestar social; una inflación superior a la prevista y tensiones financieras constantes.
A ello se suma un crecimiento más lento de lo esperado en los principales socios comerciales de América Latina y el Caribe y el aumento de las tasas de interés en EE. UU que como explicamos prácticamente está en una recesión técnica. No se vienen tiempos tranquilos en la economía mundial… lamentablemente.